La época que vivimos ha traído cambios radicales no solo en la composición familiar, sino también en los hábitos y actitudes de los adultos en general. Ya no es un secreto la alta tasa de divorcios y el que muchos retrasan el matrimonio cada vez más, pero también hay otros que simplemente deciden no casarse nunca. “Mejor me quedo sola que mal acompañada”, me dijo una amiga que decidió vivir felizmente su soltería, hasta que encuentre “el compañero ideal”.
Todo eso lo vemos día a día pero también es indiscutible el deseo de privacidad e independencia que sí tienen los adultos y que los hace mudarse solos a la menor oportunidad. Comprar una propiedad tiene muchas ventajas, entre ellas la estabilidad que te ofrece el no tener que mudarte con frecuencia. ¡Imagínate! No tienes que tener temor de que el dueño te pida la vivienda o de que te aumenten la renta con el tiempo. Pero eso solo son algunos de los beneficios de ser propietario, algo que atemoriza a muchas solteras y solteros que tienen la idea errada de que tienen que estar casados o tener un compañero para poder comprar una vivienda.
Aquí hay cuatro buenas razones para comprar casa estando soltero o soltera:
1. Tener casa propia te da tranquilidad y comodidad. Siempre que sigas las reglas básicas de tu comunidad, podrás arreglar tu casa como te plazca con el estilo que más te guste.
Nada abona más a la maravillosa sensación de independencia que tomar tus propias decisiones de con qué color pintas las paredes interiores de tu casa, o qué tipo de encimera o gabinetes escoges para tu cocina.
2. Si luego decides casarte o compartir tu vida en pareja, no has perdido el dinero de tu casa, lo has invertido.
Aunque decidas casarte o compartir tu vida con alguien, no tienes que vender la propiedad a menos que no lo necesites.
Puedes alquilar esa vivienda hasta que tenga buen “equity” o ganancia y en muchos casos recibir hasta ingreso extra luego de cubrir los gastos de hipoteca, mantenimiento e impuestos. Comprar una casa sigue siendo una de las mejores decisiones que puedes hacer en tu vida financiera y sigue representando una inversión.
Si no te conviene retenerla y quieres adquirir otra con tu pareja como vivienda principal, nada lo impide, simplemente la vendes.
Aunque te cases en el futuro, la propiedad seguirá estando a tu nombre, pero debes informarte porque esto podría cambiar dependiendo de las leyes de cada país. En la mayoría, esta compra formará parte del patrimonio que llevas al matrimonio al momento de casarte, y solo tendrás que compartir con tu futuro cónyuge las ganancias obtenidas luego de haberte casado. Sin embargo, tienes que orientarte y ante cualquier duda, debes consultar un abogado.
3. Si vas a vivir independiente, como quiera tienes que pagar renta. Muchas veces esta puede ser hasta más alta que lo que pagarías por una hipoteca.
Es importante orientarte sobre lo que conlleva ser propietario, y cuánto sería el pago mensual de tu préstamo para saber si puedes o no comprar. Te sorprenderá ver números bastante similares a los que pagarías alquilando.
4. Tu estado civil no limitará tu capacidad de cualificar para un préstamo hipotecario.
Las leyes son firmes, no puede haber discriminación por tu estado civil, pero es real que muchos compradores no pueden cualificar con su solo ingreso, por eso la percepción equivocada de que se requieren dos ingresos para ser aprobado.
Si tú tienes el ingreso suficiente y la estabilidad de empleo requerida, adelante. Nada te impedirá que compres tu propiedad.