¿Estás ahorrando? Es común escuchar esta pregunta de boca de tus padres por lo menos dos veces al año. La verdad es que como nuevo independiente es muy difícil vivir con el primer sueldo, darse una vida decente, salir de la ciudad de vez en cuando y ahorrar después de pagar renta, servicios y víveres.
Pero si eres realmente honesto, sí es posible ahorrar si buscas nuevas formas de ingreso, como vender algunas cosas que ya no usas, especialmente cuando el dinero está más apretado que nuestro uniforme de la primaria. Aquí algunos consejos que te ayudarán a empezar tu ahorro ¡De una vez por todas!
1. Corta los excedentes
El primer paso es revisar tu estado de cuenta. Pon atención a los detalles; aquí te darás cuenta de las pequeñas salidas de dinero innecesarias que si las sumas al mes son fugas imparables. Por ejemplo, si te suscribiste a la revista X cuando estabas en la pubertad pero evidentemente ya no la lees, corta ese gasto. ¿Sigues pagando la membresía al gimnasio y hace meses que dejaste de ir? Debes acabar con eso también.
El siguiente paso es tener cuidado con los gastos diarios y semanales. Sí, probablemente visitar a diario tu cadena de cafeterías es tu ritual mañanero, pero bien podrías hacerte un café en casa por lo menos dos veces a la semana y así ahorrarías por lo menos $150 pesos, el ahorro no se da sin sacrificios.
2. Reestructura tu forma de comprar
Es importante que el estilo prevalezca, pues siempre es la carta de presentación, pero visitar las tiendas de ropa cada semana o quincena es un gran escape de dinero. Para ponerle remedio a esto, aplica la conocida estrategia “guardarropa en cápsula”.
Este método consiste en deshacerte de todo lo que tienes en tu clóset y solo quedarte con un guardarropa para tres meses, que tenga 37 piezas; cuando acaben esos tres meses, rota la ropa y guarda algunas cosas que estén fuera de temporada; ve incorporando un par de piezas o accesorios aptos para la estación entrante.
Haciendo lo anterior, no solo te aseguras de no gastar de manera desmedida, sino que también solo comprarás lo que realmente te guste y no lo harás por impulso, no puedes comprar durante esos 3 meses acordados; al final del periodo te sorprenderá la cantidad de dinero que ahorraste.
3. Consolida tu deuda
Si te graduaste de la universidad y empezaste a usar tu tarjeta de crédito como loco al recibir tu primer buen sueldo, no estás solo, comprar a crédito es tarea difícil para muchos trabajadores principiantes.
En lugar de morderte las uñas cada fecha de corte de tus tarjetas de crédito, prueba consolidar tu deuda. Esto lo puedes hacer mediante una tarjeta de transferencia de deuda con la que puedes pagar todas tus deudas en la misma fecha y con un interés más bajo.
Transferir toda tu deuda a una sola cuenta te hará sentir mucho mejor y te ayudará a visualizar cuánto dinero debes en realidad, así podrás apartar una cantidad de dinero para abonar a tu cuenta de ahorros.
4. Busca un segundo ingreso
No tener dinero para ahorrar es preocupante, pero más preocupante es no tener dinero para pagar la renta, los servicios o acabar la quincena con comida en la alacena. Por fortuna, existe una solución: “un segundo trabajo”. Al conseguir una segunda fuente de ingresos te será más fácil destinar una parte al ahorro. ¡Cuidado! Si vas a trabajar extra para aumentar tus ingresos no olvides aportar aun más a tu ahorro y no pierdas la cabeza gastando más justificando que ganas más.
5. Come en casa
El negocio de la comida es de los más rentables, pero desafortunadamente para ti comer afuera te cuesta 50% más que si lo hicieras en casa. No se trata de ir al trabajo o la escuela con tu lunch aburrido todos los días, pero si preparas comida en casa por lo menos tres veces a la semana, verás un ahorro de miles de pesos al año.
6. Sigue la regla del 50-30-20
La regla es muy básica:
Destina 50% de tu ingreso mensual o quincenal a tus gastos fijos como renta, servicios y comida; 30% a diversión (cine, restaurantes, vacaciones) y un 20% a tu fondo de ahorro.
La idea es que tus gastos fijos no exceden el 50% de tu salario, lo que significa que el costo de tu renta debe estar alrededor del 30% de tu ingreso. Por ejemplo, si ganas $15,000 pesos mensuales y estás pagando más de $4,500 pesos no te espantes (es común en los jóvenes), sin embargo, en cuanto puedas múdate a un lugar más económico.
7. No gastes como tus amigos
Puede parecer que tus amigos tienen todo bajo control cuando sales con ellos y los ves gastar como si el dinero nunca se les acabara, pero es muy probable que esto no sea verdad, lo que pasa es que están gastando más de lo que generan y tú no debes caer en ese mal hábito.
Tomar a tus amigos como referencia es mala idea, solo tú sabes cuánto ganas y cuánto puedes gastar sanamente, apégate a tu presupuesto.